29.10.05

Haiku desfasado y sórdido



No llueven repugnantes murciélagos desde lo alto de la torre,
abatidos por los campanazos del Señor de las terrazas.

La vereda regada de soretes no es el cementerio que quisiera imaginar.

1 comment:

javier said...

distinguido, como siempre. para recitar en la fiesta del embajador.